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Mensaje del Hermano Seán Sammon, Superior General, frente a la tragedia del Sudeste Asiático
Por
Congregación Hermanos M.
Publicado:
1 Diciembre 2004
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Durante estos tres últimos días, muchos de nosotros hemos estado viendo las noticias de la televisión y leyendo los relatos de la prensa sobre la terrible tragedia con pérdidas de vidas humanas causadas por el maremoto que ha afectado a los países de Sri Lanka, India, Indonesia, Malasia y en otras partes.


Algunos periodistas hablan de más de 50.000 muertos. Han sido destruidos pueblos enteros; en otras partes, los medios de sustento de muchas personas han sido barridos literalmente por este desastre. Emili, Luis y yo nos hemos puesto en contacto por teléfono y por correo electrónico con nuestros Hermanos de India, Sri Lanka y Malasia. Con el número de muertos tan elevado que ha habido, es un milagro que, a estas alturas, todos nuestros Hermanos y sus familias se hayan visto librados de esta pérdida de vidas. En la India, sin embargo, sabemos que la aldea de un Hermano ha sufrido daños catastróficos. Mick Sexton, escribiendo desde Trichy, nos describe la escena como sigue:

La familia del Hermano Baskar Dhason vive en una aldea de pescadores en el Distrito de Kanniyakumari en el extremo sur de la India. Baskar estaba visitando a su familia ahora en Navidad y regresó esta mañana trayendo las malas noticias de lo que allí había ocurrido.
 
A eso de las 10 de la mañana, un enorme muro de agua surgió del mar y anegó toda la aldea, destruyéndola en cinco minutos. Las casas de ladrillo se derrubarons por la fuerza del agua. Los barcos pesqueros, con los que las familias obtienen su sustento, se hicieron pedazos. Los autobuses fueron a parar a los campos; el teléfono y la electricidad sólo se restaurarán después de algún tiempo. No ha quedado en la aldea nada en pie, sólo hay escombros.

Afortunadamente, en la aldea de Baskar no ha habido muertos, pero sí muchos heridos, sobre todo mujeres y niños. La destrucción de todas las instalaciones ha hecho imposible ofrecer asistencia a los heridos. Aunque estaban aturdidos por los daños sufridos, la gente de Baskar también fue consciente de que podía haber sido mucho peor. Cuatro horas antes, los pescadores estarían regresando en sus barcos después de pasar la noche pescando y todos habrían muertos. Un día antes, todos los lugareños habían estado en la playa y en el mar celebrando la fiesta de Navidad, y seguramente habría habido muchas muertes.

Hermanos, los mantendré informados de esta situación a medida que se vayan desarrollando los acontecimientos. Habrá también informes continuados en la página web (www.champagnat.org). Mientras tanto, sigamos orando por quienes han perdido su vida y por quienes deben recomenzar su vida con muy pocos recursos y quizás con menos esperanza que antes. Al mismo tiempo, demos gracias a Dios porque se han salvado tantos otros, incluyendo a nuestros Hermanos y a sus familias. A través de nuestra oración y otros esfuerzos quizás encuentren una nueva vida y esa paz interior de nuevo.

Le pido al Señor que os siga bendiciendo y protegiendo a cada uno de vosotros en este tiempo de Navidad.

Con todo el afecto de mi corazón,

Hermano Seán Sammon, FMS,
Superior General
 

     

   

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