Hoy celebramos el décimo aniversario de la
entrega generosa de nuestros hermanos Fernando de la
Fuente, Servando Mayor, Miguel Ángel Isla y Julio
Rodríguez.
No hay duda que su entrega a Dios no se dio sólo en el
día de su martirio, sino que se expresó en un sin fin de
acciones diarias que los llevaron a cada uno de ellos a
ser generosos con ese Dios que encontraron en la mirada
de cada niño y adulto del Campo de refugiados de
Nyamirangwe y en los distintos lugares de su acción
apostólica en sus provincias de origen.
Traemos a la memoria y a nuestra vida
actual las palabras que el Hno. Benito Arbués, Superior
General en ese entonces, en la celebración de la
eucaristía por el fallecimiento de los hermanos mártires
de Bugobe:
En la celebración, en la Casa General de Roma, del
funeral por los cuatro Hermanos asesinados, el H. Benito
Arbués, Superior General, habló a la asamblea del suceso
que motivó la celebración litúrgica. Habló de estos
cuatro Hermanos, de su misión en tierras de Zaire y del
sacrificio de sus vidas
Toda celebración eucarística es ofrenda e
inmolación y acción de gracias. La de hoy añade motivos
particulares al sacrificio de Jesús y a nuestra alabanza
y acción de gracias a Dios, Padre de bondad y de
misericordia. A la muerte violenta del Arzobispo de
Bukavu, monseñor Christophe, siguió la de los Hermanos
maristas: Julio, Fernando, Miguel Ángel, Servando y
últimamente, en Goma, la de dos sacerdotes y una
religiosa de origen zaireño. A ellos hay que añadir los
miles de personas que han muerto y de quien nadie
hablará...
La muerte violenta de Servando, Julio,
Miguel Ángel y Fernando ha interrumpido la presencia
física de una comunidad religiosa en el campo de
Nyamirangwe. Pero, ahora, sus vidas tienen una nueva
dimensión y sus mensajes hablan de Jesús resucitado con
más fuerza que nunca.
Por la experiencia vivida en las ultimas semanas tengo
la impresión de que los cuatro Hermanos han sobrepasado
los límites canónicos del Instituto marista y
definitivamente son patrimonio de la Iglesia, de la vida
consagrada y de muchas personas de buena voluntad que se
han encontrado con Dios por la noticia de estas muertes
violentas.
¿Quienes son Fernando, Miguel Ángel,
Servando y Julio
Femando ha vivido la mayor parte de su vida lejos de
España, en Chile, donde ha sido formador y consejero
provincial. Apenas llevaba un año en el Zaire. El 23 de
octubre le sugerí si podría continuar medio año más en
Nyamirangwe y su respuesta fue espontánea y hasta
gozosa. "Estaba esperando tu invitación y te aseguro que
me haces un gran regalo. Muchas gracias por esta buena
nueva que me das".
Miguel Ángel, ha vivido 13 años en Argentina y 22 en
Costa de Marfil, donde fue superior del Sector.
Julio llevaba 14 años en Zaire y en mayo le
invité a integrarse en ia comunidad Nyamirangwe.
Para Servando ésta era su primera experiencia misionera.
Actualmente él era el superior de la comunidad de Bugobe.
Como los otros Hermanos fue por un año, pero por las
circunstancias que atravesaban
estos campos de refugiados aceptó gustoso continuar un
año más. En su provincia de Bética fue consejero
Provincial y miembro del equipo de animación pastoral y
allí le esperaban para continuar de nuevo en ese
servicio pastoral.
¿Qué hacían en un campo de refugiados
El mes de agosto de 1994 la Asamblea y Consejo de
Distrito de los Hermanos de Ruanda toman la decisión de
estar presentes con todos los ruandeses. Dentro del país
se abren de nuevo tres comunidades que centran su misión
en escuelas. Al exterior y al servicio de los
refugiados, seis Hermanos inician la nueva comunidad.
Ante las dificultades que van surgiendo para los
refugiados y para los Hermanos ruandeses, se refuerza la
comunidad con Hermanos no africanos; pero como los
peligros persisten, optamos por retirar todos los
Hermanos ruandeses de la Comunidad de Bugobe.
A medida que he ido conociendo este
proyecto ha crecido mi admiración y amor a los Hermanos
que lo iniciaron y continuaron. Tuvieron la intuición de
crear un proyecto de educación muy en sintonía con
nuestro XIX Capítulo General: integrado en la Iglesia,
con plena colaboración y responsabilidad de laicos y
respondía a las necesidades del entorno. Y todo ello
estaba animado por una comunidad fraterna de consagrados
que, en las dificultades, era centro de referencia
porque inspiraba confianza. "Cuando nos ven es como si
vieran a Dios", le decía Julio a su madre.
¿Quien los ha matado y por qué
Hay aspectos de sus muertes que restarán desconocidos y
como hipótesis. Otros son claros:
Fueron asesinados el día 31 de octubre sobre las 20
horas. Al parecer mueren por efecto de balas. Los
autores del crimen son las milicias Interhamwe (del
anterior gobierno de Ruanda), que permanecen unos días
en el barracón de los Hermanos e impiden que nadie se
acerque porque, decían, que los Hermanos estaban presos
por ser espías. Los cuatro cadáveres fueron sacados de
una fosa séptica el pasado día 14 y enterrados en
nuestra casa noviciado de Nyangezi.
Los pretextos para asesinarlos pueden ser
varios. Sólo tengo una razón segura: han muerto porque a
pesar de los riesgos que corrían deciden quedarse junto
a miles de personas que iban y venían errantes, víctimas
del pánico y de la presión de quienes quieren hacer de
ellos escudos humanos en los combates o en la
resistencia.
Desde el 23 de octubre cada día hablábamos con ellos por
teléfono el Hermano Jeffrey y yo. En este momento
sentimos no haber grabado las conversaciones con
Servando: serenas, de fe, de claridad en la decisión que
tomaban y de los riesgos que corrían. Su
temor era ser asesinados por los rebeldes que se
aproximaban, aunque también desconfiaban de las personas
violentas que estaban llegando al Campo a finales de
octubre.
Ante mi insistente invitación a retirarse del lugar, su
respuesta era la misma: No podemos abandonar a quienes
ya están abandonados de todos. Si tú estuvieras aquí
harías lo mismo que nosotros. Nuestra decisión es
quedarnos si tú nos dejas. En la mañana del día 31
Servando telefonea a la Casa General y da este mensaje:
"Se han marchado del campo de Nyamirangwe todas las
personas. Estamos solos. Esperamos un
ataque de un momento a otros. Si esta tarde no volvemos
a telefonear será una mala señal. Lo más probable es que
nos quiten la radio y el teléfono. La zona está muy
agitada. Los refugiados huyen sin saber a dónde y es muy
notaria la presencia de infiltrados y de personas
violentas". Ese mismo día hablé dos veces con él desde
Francia. La última a las 13,50 horas y me dijo: "de
nuevo nos hemos quedado solos, tal vez vuelvan otra vez
los refugiados porque no saben a dónde ir. Nos quedamos
porque no queremos mezclarnos con los militares ni con
los grupos armados".
Queridos Hermanos Servando, Julio,
Fernando y Miguel Ángel
Como Superior acepté vuestra decisión de quedaros y con
vosotros asumí los riesgos que podíais correr, pero al
recibir la noticia de vuestras muertes he sentido pena
por este final doloroso; pena por vuestras familias y
por el daño que se han hecho a sí mismos quienes os han
asesinado. Estoy convencido de vuestro perdón porque
tampoco ellos sabían lo que estaban haciendo; nosotros
maristas les perdonamos y rezamos por ellos.
No puedo ocultaros que junto al sufrimiento
de estos días siento admiración por cada uno de vosotros
y gozo interno porque habéis sido testigos de Jesús de
Nazaret arriesgando la vida hasta la muerte violenta. Os
quedasteis en Bugobe por amor a Dios y a los refugiados.
Gracias por vuestra generosidad y por vuestra fe. No
olvidéis que los refugiados siguen necesitando de
vuestra intercesión porque los responsables de la
política internacional no muestran mucho interés en
ofrecer ayuda humanitaria y de paz a la Región de los
Grandes Lagos.