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Saludo de inicio de año a los Educadores
Por
Congregación Hermanos M.
Publicado:
1 Febrero 2006
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En el "ciclo litúrgico" de nuestro año escolar, empezamos a vivir, una vez más, el rito de entrada, que contiene en sí mismo el apretón de manos generoso que nos dan las autoridades que nos reciben, el abrazo acogedor y más íntimo que nos damos entre colegas, con sabor a confianza mutua, a reconocimiento de una misión común que nos identifica y estrecha y a deseos de juntos consolidar dicha misión en la vida personal y en el centro escolar.
También con sabor a perdón y a gratitud, porque todos nos queremos y necesitamos, pero a veces nos herimos y lastimamos. Utilizo este lenguaje religioso por la convicción que tengo de que nuestro trabajo diario educativo es una forma privilegiada de glorificar a Dios y hacer su voluntad. A través de nuestro esfuerzo generoso formamos personas, desarrollamos conocimiento y sabiduría, abrimos horizontes, ayudamos a realizar sueños, hacemos e instamos a hacer más humana la sociedad donde vivimos. Y todo ello es colaborar con Dios en la construcción de su Reino.

En este rito de entrada, vaya mi saludo cariñoso y agradecido para cada uno y una de ustedes y sus familias. Les de-seo que en este 2006 gocen de buena salud, crezcan en el desarrollo interior, cristiano y profesional, sean felices en su vida familiar, y realicen su ministerio educativo con ilusión y mucha mística. Hace diez años, uno de los nuestros nos dejó para entregar a los más pobres y necesitados de África la sonrisa, calidad humana, religiosa y profesional que nosotros conocimos y disfrutamos por tanto tiempo. Su amor sin límites le llevó al martirio. Una cruz en el noviciado de Nyanguezi nos señala que allí quedó. Su figura en el calendario, carpeta y agenda nos recuerda que también está entre nosotros y que su recuerdo nos va a acompañar, de modo especial, todo este año. Que su ejemplo y el de sus compañeros nos contagien, estimulen y quemen. Que su proeza de amor sea un arco iris que aparezca cuando nuestro horizonte se torne gris por la presencia de la rutina y de la comodidad. Que el Señor Jesús y su Madre les bendigan, iluminen y acompañen. Les ofrezco con sencillez mi apoyo y servicio:
Hno. Mariano Varona G.
Vicario Provincial


Santiago, 23 de febrero del 2006  

 
 

 

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