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Un premio a la trayectoria personal y a la obra Marista en Chile
Por
Congregación Hermanos M.
Publicado:
1 Enero 2008
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A fines de diciembre la Universidad Santo Tomás entregó su Premio 2007, al Hermano Aldo Passalacqua, como un reconocimiento al profundo aporte que ha realizado en la educación del país y en el que además se quiso reconocer la labor educativa de la Congregación de los Hermanos Maristas en Chile.


En una ceremonia que contó con la presencia de diversas autoridades del ámbito educacional del país, familiares y hermanos maristas, se entregó hace unas semanas el Premio Santo Tomás 2007, al Hermano Aldo Passalacqua Restini, actual rector del Instituto Rafael Ariztía de Quillota. El Premio Santo Tomás fue instituido en 1982 para distinguir a aquellas personas que han sobresalido en la práctica de sus virtudes, desarrollando una importante labor creativa y docente en la educación chilena, y que no hayan sido galardonados con el Premio Nacional de Educación. Esta es una distinción que pretende destacar a quienes promueven el avance y mejoramiento de la educación en nuestro país, además de reconocer el desempeño de su vida profesional conforme a la recta razón y en orden al bien común. Es así como durante 25 años se ha reconocido la labor de personalidades como: S.E.R. Cardenal Raúl Silva Henríquez (1990), Juan Gómez Millas (1985) y S.E.R. Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa (2000), entre otros.

En esta oportunidad, según los miembros del Jurado que entregaron la distinción, el Premio Santo Tomás 2007, es un homenaje a la positiva e histórica labor que ha emprendido la Congregación de los Hermanos Maristas en la educación de los jóvenes chilenos, personificada en el Hermano Aldo Passalacqua, quien se ha desempeñado como Rector de variados colegios de esta Congregación y que se destacó como Presidente nacional de FIDE (Federaciones de Instituciones de Educación Particular), entre otros importantes cargos.
  Consultado acerca de cómo se realizó el proceso para escoger al homenajeado, el Rector Nacional de Santo Tomás, Jaime Vatter Gutiérrez, señaló “El premio busca destacar a personas que han tenido un rol importante en la educación en Chile. Cuando propusimos al Hermano Aldo dentro de la terna que se entregó al jurado, estábamos representando en él, toda la reconocida obra que han hecho los hermanos maristas a nivel educacional. Y nos parecía que el Hermano Aldo, con su trayectoria como Director de FIDE y de numerosos colegios, era el que mejor representaba esa obra. Sin duda que el premio es para él por su labor, pero también refleja un reconocimiento a la obra marista en materia educacional en Chile”.

El Hermano Aldo expresó en su discurso los sentimientos y sorpresa que le produjo el saber primero de su nominación y luego de la obtención del premio: “La vida está llena de sorpresas y situaciones que parecen incoherentes, que están dirigidas y manejadas por la Divina Providencia.
  Cuando Don Fernando de la Jara (Secretario General Universidad Santo Tomás) me llamó por teléfono para comunicarme que se había considerado mi persona para postular al premio, mi primera reacción natural fue: ¿qué tengo que ver yo con esto... ¿por qué a mí... Sin embargo cuando me indicó que la fecha de entrega de dicho premio, cualquiera fuere el elegido, se realizaría el día 19 de diciembre, mi corazón dio un salto... y es que el 19 de diciembre, estoy seguro, es una
fecha anodina para todos Uds.: no hay ningún aniversario patrio, no se celebra ningún gran santo... pero sí es profundamente relevante y significativa para quien les habla. Es el día en que, hace 49 años, tomé el hábito marista en el Noviciado de Alta Gracia, Córdoba, Argentina, y es el mismo día en que, al año siguiente, pronuncié mis primeros votos que me ligaron a Cristo, junto a un numeroso grupo de compañeros, al estilo de Marcelino Champagnat”.
 
Es así como en las palabras que dirigió a los asistentes a la premiación, el hermano Aldo, hizo un recorrido por su historia, recordando primero a su familia, señalando:
   “¿Por qué traigo a colación mi historia antes Uds. Porque, en general, y parece obvio, a la gente se la premia y se la destaca por la contribución que ha hecho a una determinada actividad. Es justo y adecuado, pero también es fundamental, caer en la cuenta de por qué dicha persona llegó a dar ese aporte, ya que de esa forma podemos tener una pista de cuáles son las claves que permiten construir comunidad, apoyar el desarrollo y avanzar en humanidad. Y las claves están en quienes nos rodean y cómo influyen en nosotros.

Es la continuación en Chile de la obra de San Marcelino Champagnat, santo sacerdote francés nacido con la revolución francesa en 1789, que se ha extendido a 76 países, con 500.000 alumnos y más de 50.000 educadores maristas entre hermanos consagrados y laicos que han asimilado el carisma marista.
 

En mi caso: familia y Hermanos, los Hermanos Maristas. De la familia: las bases de fidelidad, religiosidad, honestidad, alegría, unión, apoyo mutuo... De los Hermanos Maristas; la entrega, el compromiso, la dedicación al trabajo bien hecho, con cariño, mirando siempre a los otros antes que a sí mismos... El Premio Santo Tomás es un estímulo a los educadores de Chile. Permitan que les diga que en mi caso, claramente lo veo como un estímulo para los Hermanos y Educadores Maristas que han hecho una obra inmensa a lo largo de casi 100 años... y la clave del éxito, cuando éste ha existido, ha sido siempre la cercanía, la relación interpersonal, el poner a la persona de Jesús y de María en el centro de su labor educativa”. Al finalizar la ceremonia, realizada en el Patio Rocaseca de la Universidad Santo Tomás, se realizó un cóctel, donde el Hermano Aldo pudo recibir las felicitaciones de los asistentes, con quienes compartió variadas conversaciones y con quienes se tomó algunas fotografías.         

 
 

 

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