El Hno. Luis Ibáñez de la Rosa fue el fundador de los Scouts Maristas, el 21 de junio de 1939 con el primer Grupo en el colegio Marista de Rancagua. Nació en Mazuecos, Palencia, España, el 26 de junio de 1913 y eligió a Chile, como Hermano Marista, dedicando toda su vida al servicio de la juventud a través de la educación.

Tuvo mucho contacto y cercanía con Scouts de Francia y como profesor de francés, tenía una amplia biblioteca de sus libros. “Padre Blanco” le bautizaron los lugareños de la infinidad de recovecos cordilleranos que él recorrió reiteradamente y donde fue forjando amistad con aquella gente sencilla, por sus pantalones cortos y camisa scout de color beige-claro.

Su vida Marista se funde con su vida Scout, tanto es así, que el lugar de su partida al Campamento Eterno es el 18 de septiembre de 1986, en su carpa en Palquibudi, Curicó, instalada por él mismo bajo un Maitén, su árbol preferido. Allí había ido de campamento con la Tropa Cruz del Sur del colegio Marista de Curicó.

Raúl Gallardo, dirigente scout nos comenta aquel momento: “Siempre recuerdo con admiración y profundo significado educativo el impresionante testimonio de boca de los scouts protagonistas de esa Vela de Armas con el Hno. Luis, esa noche antes de acostarse, la última de su peregrinar previo a la partida al Campamento Eterno. Con emoción… esa mañana después de todas las comunicaciones de rigor, hicimos nuestra Promesa Scout en compañía del espíritu de nuestro querido e inolvidable formador scout, El Padre Blanco”.

Con mucha visión de educador y de futuro, el Hno. Luis, obtiene la autorización del superior Provincial para realizar cuatro Campamentos Escuelas, desde 1966 a 1969, con una treintena de Hermanos jóvenes, entre los cuales surgen los futuros fundadores de los Grupos en los otros 9 colegios Maristas.

Sobre la personalidad del Hno. Luis, don Raúl comenta: “El Padre Blanco, tenía un carácter algo duro y exigente que sabía amalgamar con su acogedora amabilidad, y sobre todo su habilidad en la formación de personas. Lo viví y experimenté personalmente, ya que tuve el privilegio de iniciarme, crecer y profundizar la vida scout tras la huella de sus bototos y al abrigo de las pesadas carpas de lona de su época, de donde fluía su experiencia en el compartir el testimonio de su vida scout”.

“Fue una persona inolvidable, como esos viejos de cepa que todavía circulan entre nosotros: scouts de naturaleza, Ley y Promesa”, señalaba el ex Director Ejecutivo de la Asociación de Guías y Scouts de Chile Gerardo González el día de la muerte del Hno. Luis. El otrora máximo dirigente scout nacional también recordó "Fíjate dónde suena el río -era una de las últimas cosas que le aprendí- si aguas arriba, prepárate porque puede llover; si aguas abajo, mañana habrá buen tiempo. Y por la forma en que corren los vientos en Chile, descubro que Lucho "pensaba" la naturaleza, como arriero masticando su huella, memorizando cada atajo”.

El sábado pasado en compañía de María Guiadora, el Movimiento Guías y Scouts Maristas celebró el cumpleaños 108 del Hno. Luis. Nos acercamos a su carpa, que está entre la de Marcelino y la de Baden Powell, esa, de lona blanca, pesada, estilo antiguo, que está bajo el Maitén, su árbol preferido, similar al de Palquibudi, desde donde inició su excursión más significativa. Y allí donde tantas lunas gozamos de su presencia, cantamos con entusiasmo: “Vamos al Encuentro, con una gran esperanza, las manos unidas son signo de nuestra Hermandad. Si participamos de un mismo ideal, este compromiso vamos a sellar…

¡Gracias, Padre Blanco! ¡Gracias Marcelino! ¡Gracias Baden Powell!